miércoles, 24 de julio de 2013

Insomnio

Por la ventana apenas entra luz, aunque sí el cíclico sonido de un aparato de aire acondicionado. Pero el vecino ya debe estar lo suficientemente fresco, porque de repente el ruido para y el patio queda en silencio. Sin embargo, mis oídos llenan esa sensación de vacío con un zumbido agudo que impide apreciar esa tranquilidad tan escasa en este vecindario.

No hace demasiado calor. Aún asíl, no consigo conciliar el sueño. Quizá es una reacción de mi organismo, que se resiste a perder estas horas de fresco y calma absoluta. Me he ido a la cama tarde: leyendo, escuchando música y buscando cualquier excusa para no apagar la luz todavía. Despuės de un par de horas durmiendo he vuelto a abrir los ojos. Parece que mi cuerpo ha descansado, pero mi cabeza no. Ha sido un sueño ligero y nervioso, en el que han pasado por mi mente datos e ideas que ahora mismo no recuerdo, pero que me han tenido inquieto hasta que, al final, me he desvelado.

Y la cosa no ha cambiado ahora que estoy despierto. No es que no haya tenido tiempo de hacer lo que quisiera desde esta mañana, pero la verdad es que el silencio y la oscuridad invitan a pensar: en lo que ha pasado durante el día, en planes y propósitos para la jornada que ya comienza, en proyectos y aspiraciones para el futuro, en lo que  parece no llegar, en lo que nunca sucederá...

Nada de eso es suficiente para producir una mínima sensación de sueño. Así qué me rindo. A las cinco de la mañana he probado a ponerme música, pero tampoco. Tumbado en la cama, me quedo mirando la panorámica de París que decora el escritorio de mi iPad y mi mente sigue trabajando a toda máquina. Recuerdo el día en que tomé la foto, desde lo alto de Notre Damme. Pienso que en poco menos de un mes llegarán más fotos, más historias, más viajes. Confío en que se me pasen rápido estas semanas. Últimamente tengo la paradójica sensación de que me sobran días, pero a la vez me falta tiempo.

Y con todo este batiburrillo de ideas, mientras esperó que amanezca, he decidido sacarle partido a la noche. Lo que pierde mi descanso que al menos lo gane mi blog, que sigue siendo un fiel reflejo de su editor y que últimamente está un tanto disperso. Por ahora, el verano sirve de excusa para este desorden. Pero habrá que ir poniendo las cosas en su sitio para cuando vuelvan el mal tiempo y la rutina.