sábado, 24 de marzo de 2012

Reflexión

Me hace gracia el nombre de la jornada de reflexión. Mientras paseaba por la calle esta mañana, trataba de buscarle el sentido a la expresión. Aunque llueve un poco, hay gente reflexionando en las puertas de los bares. Supongo que les preocupa qué va a ser de sus vidas a partir del lunes. Todo normal, como un sábado cualquiera.

En un tiempo en que vivimos en un bombardeo constante de mensajes –ya sean políticos, económicos o de cualquier otra clase– decretar un alto el fuego temporal no parece tener mucha utilidad. La gente ya ha aprendido a desconectar cuando no quiere escuchar nada más. Por otra parte, hay reflexiones que necesitan de más de un día.

Dicho todo esto, la verdad es que he decidido que voy a ser obediente y voy a utilizar el día para lo que su nombre indica. Hoy me he levantado con una sonrisa en la cara, como hace mucho tiempo que no hacía. Así que he decidido hacerme este regalo: tiempo para pensar, pero con optimismo, con calma. A menudo uno sólo se para a pensar cuando las cosas van mal. Si todo marcha bien, es más fácil aprovechar el impulso del momento y seguir adelante. Pero, bien practicada, al menos para mí, la reflexión puede ser un placer.

1 comentario:

  1. El placer de la reflexión... Lo pondré a prueba. Y sí, no creo que la gente esté hoy dándole vueltas a qué papeleta meterá en la urna en vistas de lo que vemos y veremos de la política.

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