domingo, 10 de junio de 2012

Poco pan y mucho circo


Sólo esta mañana, no sé cuántas veces he leído en las redes sociales esto de pan y circo. Sin querer entrar en un debate nominalista, como Mariano o mi tocayo el ministro, me parece que esa expresión ya no vale. Porque el pan ya no es tan abundante como antaño. Porque el mayor problema es que no hay pan para todos. La única ventaja de esta escasez panadera es que ha despertado a muchos sectores de una población que estaban aletargados. Las bocas llenas son bocas cerradas. Pero cuando están vacías, como ahora, se abren en busca de un mendrugo que masticar.

Por el contrario, el circo se extiende cada vez a más parcelas de la vida diaria de esta sociedad. Está bien que haya circo, para el que le guste. Unos prefieren el cine, otros leer y otros, por qué no, disfrutan con la Eurocopa, el Roland Garros o la Formula 1. El problema es que el circo llegue a los poderes del Estado. Que en el fútbol se digan barbaridades y se consienta todo me parece incluso sano, para desfogarse. Pero otros asuntos, políticos o judiciales, no son un espectáculo y merecen una seriedad y un rigor con que no se están tratando.

Escuchar al político de turno diciendo que no va a hacer todo aquello que prometió se ha convertido en algo demasiado habitual. Y el problema es que no pasa nada. Se da por hecho que, aunque nos han dicho que este rescate, que no lo es,  no va a suponer ninguna carga para la ciudadanía, cualquier viernes nos pueden decir lo contrario. Y al final esto se convierte en tema de cháchara en el bar, como el partido de esta tarde o no sé qué tertulia de la tele, asuntos en los que somos meros espectadores, sin ningún poder de decisión.

Si a lo mejor tienen razón estos señores del Gobierno diciendo que no nos han rescatado. Cuando a uno lo rescatan significa que lo ponen a salvo, ¿no?. Y parece que no es el caso. Si te quedas atrapado por un alud de nieve en la montaña y te rescatan, te sacan de allí y te llevan a un lugar seguro para atenderte. Si solamente te quitan un poco de nieve de encima y te dejan en el mismo sitio para que bajes tú solo la montaña, con el palizón que tienes encima, a ver qué palabra usamos para eso. Y es que la lengua de Cervantes es tan rica que da para muchos debates nominalistas. “¡Qué borrachera llevabas anoche!”. “Que va, iba contento nada más!”. El hombre iba como iba, pero se puede describir de distintas formas.

La mayor diferencia entre una afirmación y otra es la intención de la declaración: para uno es un hecho vergonzoso y para otro un buen rato. Y esa diferencia de criterio es la que mosquea cuando la expresan los que mandan. Sobre todo cuando el que hace unos meses decía negro, ahora lo ve blanco. Podemos pasarnos horas discutiendo si la selección ha jugado bien o podía haberlo hecho mejor, para pasar el rato. Pero en asuntos más graves debería imperar la responsabilidad y la coherencia. Porque entre los que no saben y opinan, los que saben mucho y se guardan sus opiniones y los que hoy dicen digo donde ayer dijeron diego, esto sí que es un circo de primera categoría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario