lunes, 13 de septiembre de 2010

Tintin en el Algarve

Me atrevería a decir que Portugal es el país que más he visitado en mi vida. Motivos geográficos y económicos están detrás de este dato del que, por cierto, no me siento muy orgulloso. A pesar de eso, sigo sin encontrarle ese encanto que muchos le atribuyen.

La decadencia y el subdesarrollo no son por si solos atractivos suficientes. Lo son en otros países, combinadas con un folclore local interesante, el carácter alegre de los nativos o una oferta de paisajes y monumentos que compense otras deficiencias. Pero nada de esto se encuentra entre nuestros compañeros de península.

Milú y yo hemos aprovechado este fin de semana para recorrer varios pueblos del Algarve portugués. A nuestra llegada a cada uno de ellos, se repetía la conversación: “Esto me suena. ¿No habíamos estado aquí antes?”. Una pregunta que siempre tenía la misma respuesta: “No, es que todos estos pueblos son iguales”.

La animación nocturna gira en torno a los guiris, que llegan a estas tierras sedientos del sol que allí no encuentran y de la cerveza que aquí encuentran más barata. Sus bares de copas, su música y los pubs con partidos de la liga inglesa prácticamente monopolizan cualquier paseo marítimo. Es como pasear por Londres, eso sí, sin tener que preocuparse por el mal tiempo.

Por otra parte es lógico, en un país en que el fado es su mayor manifestación cultural. Puede ser agradable escucharlos un rato – aunque también pueden hartar si la dosis es excesiva – pero nadie puede animarse con una música tan triste.

El turismo de sol y playa no es lo mío. El marisco a buen precio tampoco me interesa. Parece que este país y yo no congeniamos.

1 comentario:

  1. Pero y esa Lisboa, capital esuropea, con el centro lleno de tendederos con braga-fajas colgando???

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