martes, 5 de noviembre de 2013

Con El Correo

Esta mañana había a las puertas del Ayuntamiento de Sevilla concentración en defensa de El Correo de Andalucía. Tenía que estar allí porque esa cabecera, la más antigua de la prensa sevillana, forma parte de mi todavía corta historia como periodista. Pero también porque, como profesional del sector, no puedo hacer menos ante la situación que estamos atravesando.

Los compañeros del periódico repartían unas octavillas. La mitad estaba dedicada a explicar su situación a los ciudadanos, la parte inferior dejaba un recuadro en blanco con un sencillo encabezamiento: ¿por qué crees que El Correo hace falta?”. No les he podido dejar mi respuesta en papel, pero se la debo. Así que aquí está.

Como cualquier otro periódico, El Correo se encarga de contar a sus lectores qué está pasando en su entorno, en su ciudad, en su comunidad, en su mundo. ¿Cómo si no puede saber un ciudadano cualquiera qué hace a diario su gobierno municipal, las empresas de su entorno o tantos otros agentes que actúan a su alrededor e influyen en su vida cotidiana?

Alguno dirá que hoy día casi toda la información está en Internet. Sí, ¿pero de verdad está todo el mundo capacitado para localizarla, entenderla tal y como se presenta, discriminar lo real de lo falso? Sinceramente, creo que no. Y, precisamente, la labor de un periodista es la intermediación entre las fuentes y los destinatarios.

Por eso, la desaparición de un periódico es una puñalada más a una sociedad golpeada por la crisis económica y por el recorte de derechos sociales que, poco a poco, se ha ido desprendiendo de la desastrosa situación financiera.  Significa hacer a la ciudadanía más vulnerable aún, incapaz ya no solo de defenderse, sino de siquiera enterarse de cómo les siguen cayendo golpes. Por eso, no podemos dejar que nos cierren ni un periódico más.

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