De vez en cuando encuentro
artículos de algún gurú de las redes sociales que pretende descubrir las claves
para triunfar. Hay que asumir que “triunfar” significa conseguir muchos clics.
Dejando esto de lado, por ahora, me llama la atención que muchos coinciden en
que uno de los secretos es crear tuits o titular las entradas de un blog usando
un número. De ahí la frase que encabeza este texto: por no desacreditar la
teoría sin pruebas, me he propuesto comprobar tal punto.
No entraré a valorar la
validez de la teoría, pero sí su esencia. Un público que se decanta por
informaciones esquematizadas, reducidas y mascadas es un colectivo incapaz de
interpretar un dato por sí mismo y carente del más mínimo espíritu crítico. El
hecho de retuitear, recomendar y enlazar diariamente contenidos como las 20
mejores canciones de Led Zeppelin, los 10 grandes fracasos de la
socialdemocracia o las 8 razones para practicar sexo a diario hace pensar que
nadie se para a discutir si los ítems enumerados son realmente los mejores o
los más adecuados. ¿De verdad esas son las 20 mejores canciones? ¿Quién ha
decidido que el fracaso número 11 no merece estar en la lista? ¿Realmente hacen
falta 8 razones?
Soy un convencido practicante
de la redacción sencilla y la síntesis. De hecho, creo que la labor de
cualquier autor debe ser la de presentar los datos de una forma clara, concisa
y fácil de entender. Pero una cosa es simplificar y otra es convertir las
informaciones en textos que encajarían sin problema en un libro de primaria:
listos para ser memorizados cual tabla de multiplicar. El método, desde luego,
es ideal para vendedores de humo y manipuladores de masas. Será por eso que me
desmoraliza bastante la buena acogida que tienen entre el público internauta
estos titulares.
Detrás de todo esto subyace la
aplastante goleada que la cantidad está metiendo a la calidad. Lo importante es
conseguir visitas, likes, menciones, fans, retuits… Siempre me he preguntado si
nadie se para a pensar que la mitad de los seguidores de cualquier página son
habitualmente familiares y amigos del community manager. O quizá es que no les
importa. A lo mejor si me pagasen un euro por cada uno que leéis esto me
preocuparía por tener más visitas. Pero no, tampoco: en realidad me pagarían
por cada uno que entrase en la página, sin importar si lee o se dedica a mirar
mi foto a contraluz y a reírse de la montaña de pelo que solía tener.
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