Cuando el trabajo es una pasión más que una obligación las cosas salen mejor. Cada día empieza con una sonrisa en la cara y con la mente ansiosa por crear, por conseguir el chispazo que justifique el sueldo. Yo tuve esa sensación una vez: mi primer trabajo, la magia de la radio, un buen sueldo y una carrera profesional por delante.
Ayer Messi me dio envidia: por tener un trabajo, por disfrutar haciendo lo que hace, por ser tan bueno en su profesión...
PD: Y por los millones que cobra a fin de mes, aunque dicen que eso no da la felicidad.
miércoles, 7 de abril de 2010
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