viernes, 2 de julio de 2010

Vuvuzela

Los periodistas tenemos la cualidad de convertir en excepcional lo que no es tanto y, a continuación, hacerlo cotidiano. Así, la gente escucha primero con extrañeza y acaba usando familiarmente expresiones como “el genoma humano”, “las setas de la encarnación” o “las vacas locas”, que no habían usado en la vida o que podrían dar lugar a interpretaciones varias si no procedieran de un contexto conocido por todos.

Las crónicas de ambiente del mundial nos han enseñado a todos un nuevo concepto, la vuvuzela, que por suerte ya tenía el nombre puesto y no ha necesitado de una nueva expresión para mencionarla. La palabra, de origen zulú, tiene un sonido peculiar – aunque suena más graciosa en setsuana, que se dice “lepatata” – y parece mostrar sus raíces africanas con sólo oírla. Muy adecuada para crear ambiente. Pero, aparte de eso, no deja de ser una variación de las largas trompetas de plástico que se ven en los campos españoles, que también hacen un ruido muy molesto.

Si allí suenan más será porque están mejor hechas o porque los africanos soplan más fuerte. Pero se ha montado una trapatiesta importante con el instrumento. Tanto que lo que empezó siendo una nota exótica se ha convertido en una de las protagonistas de la cita, más por ejemplo que la mascota del mundial, que no tengo ni idea de cuál es. Y todo esto tendrá su continuación. En septiembre comenzarán a aparecer las vuvuzelas en los campos españoles. Es lo que tiene la globalización. Ya habrá algún listo que las empiece a vender en su puesto de bufandas y banderines.

Por lo pronto, ya han llegado a la Berlin Konzerthaus Orchestra. En el siguiente vídeo, sus orgullosos músicos comparten con el mundo su sabiduría y demuestran sus habilidades con el instrumento, decorado para la ocasión con la bandera alemana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario