Soy de los que me asombro por
el gran espíritu nacional que se destapa en días de Eurocopas, Mundiales y
competiciones deportivas en las que un español tiene posibilidades de ganar.
Sin embargo, no por eso me parece mal que pasen cosas así. La gente parece
contenta, y eso no es poco en estos tiempos.
¿Es malo que alguien se alegre
por una tontería? Es más lamentable ponerse triste por algo insignificante,
pero si el resultado es ser feliz no veo el problema. Es evidente que nadie va
a despertar con una vida diferente este lunes porque la selección haya ganado
la Eurocopa. De la misma forma que no lo habría hecho si el resultado hubiera
sido el contrario. Pero tampoco creo que
se haga daño a nadie por ilusionarse con estas cosas.
Hay quienes se quejan de que
la gente preste tanta atención al fútbol y tan poca a otros asuntos más
importantes. Y llevan razón, pero apuesto que si España ni siquiera hubiera
jugado este torneo, los niveles de atención hacia el resto de la actualidad tampoco hubieran sido superiores. El problema no es el fútbol, sino la
educación de una sociedad convencida de que bastante tiene con preocuparse por
su día a día como para ver más desgracias en los telediarios. Y no hay que
echar la culpa de eso al deporte, sino a los propios despreocupados y, sobre
todo, a quienes los hicieron ser así.
A otros, o quizá a los mismos,
les preocupa el dineral que habrá que pagarles a los jugadores por ganar la
Eurocopa. Y yo me pregunto: ¿qué partida de los presupuestos contiene este
desembolso? Porque imagino que no hay un capítulo especial titulado “Por si
acaso ganamos la Eurocopa”, con una asignación de varios millones. Con lo cual,
supongo que lo sacarán de lo que ya hemos pagado.
A ver si va a salir de lo que
se va a ahorrar en medicamentos. Y aún voy más lejos: ¿sabe algo al respecto la
Unión Europea? Seguramente no, porque de otra forma lo habrían mencionado entre
sus sugerencias, igual que lo de subir el IVA.
De todas formas, sería un
gesto que los jugadores – dada la situación que atraviesa el país al que
representan y el mal nombre que tienen ahora las primas, por todo lo que está
molestando la de riesgo – decidieran no cobrar su recompensa… Que siga soñando,
¿no?
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