El telediario ha dedicado hoy
un pequeño recuerdo al Interrail con motivo de su cuarenta cumpleaños. Y yo,
usuario en su día del pase en cuestión, creo que no puedo ser menos. En aquella
época, todavía no tomaba notas durante mis viajes. Pero hoy, ocho años después,
mi mente aún guarda suficiente material para improvisar algo.
El proyecto surgió mientras
viajaba con mis padres de Praga a Budapest. Aquel tren lleno de mochileros me
dio la idea. Luego, me costó un par de años decidirme y encontrar compañía para
la aventura. Pero, finalmente, llegó el día de ponerse en marcha: mochila a la
espalda con lo justo, ruta medianamente planificada y muchas ganas.
El recorrido nos dejó de todo:
joyas conocidas (al menos para mí), como Florencia, Roma o Venecia; grandes decepciones,
como Atenas; y sorpresas agradables, especialmente en nuestros tres días en
Eslovenia. Sin embargo, como suele pasar, lo más interesante del viaje fueron
los imprevistos que van surgiendo en el camino. Y tanto más cuando viajas en
plan económico. Hubo días que mis compañeros me habrían matado. Sin embargo, sé
que hoy lo recuerdan con cariño.
La primera impresión fue una
habitación con ocho literas en un albergue de Florencia. Pero aquello fue sólo
el principio. Después vinieron las noches durmiendo en la cubierta de un
trasbordador entre Italia y Grecia (ida y vuelta); la madrugada que no nos abrían
en el hostal y rompí la puerta de una patada; o el gato que no dejó de maullar
toda la noche entre Nápoles y Venecia.
Capítulo aparte merece la
gente que encontrábamos al paso: desde sudamericanos recorriendo Europa sin
privarse de nada, dentro del nivel mochilero, claro; hasta españoles que iban a
la mínima, para los que un paquete de patatas fritas era todo un lujo. Y
después estaban los personajes locales, como la señora que compartió con
nosotros su picnic de camino a Bari o el loco que se empeñó en regalarnos unas
gafas de ver.
Pero al final, lo malo (si es
que realmente lo hubo) queda en un segundo plano, enterrado bajo una montaña de
fotos y buenos recuerdos. Toda una experiencia que nos propusimos repetir y que
todavía sigue pendiente. ¡Aún queda vida por delante!
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