jueves, 1 de junio de 2017

#SgtPepper50

No es precisamente mi disco favorito de The Beatles, pero es innegable que el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band reúne una serie de características que lo hacen único. Combina elementos tan diversos como un tema de música india, la única aportación de George Harrison, o una de esas canciones estilo años 20 que tanto le gustaba componer a Paul McCartney. Hay pop, rock, una muestra prematura de la incipiente psicodelia… Y, sin embargo, todo encaja perfectamente y forma un álbum redondo, completo, intachable.


Quizá lo que hace excepcional al Pepper es que muestra la cumbre de The Beatles como grupo. Lennon y McCartney reunidos escribiendo With a little help from my Friends para que Ringo la cantase, los dos genios encajando dos de sus composiciones para crear una sola canción (A day in the life), los instrumentos sonando como no lo habían hecho hasta entonces, tanto por la calidad del sonido como por la técnica de los cuatro músicos y los arreglos complementarios. Una vez que dejaron las giras, tuvieron tiempo para volcarse en las grabaciones y el resultado es inmejorable.

Después llegarían otros grandes álbumes: el disco blanco, Abbey Road y Let it be. Si son mejores o peores depende del gusto de cada cual. Pero nada fue igual: se fueron a la India, cada uno de ellos empezó a conocerse mejor y a mirar en su interior, desarrollaron diferentes inquietudes, crecieron. Aunque el sello Beatle era innegable, los discos que sucedieron al Pepper son una colección de composiciones individuales de cada uno de los miembros del grupo llevadas al estudio con la colaboración de sus compañeros. Come Together es puro Lennon, Hey Jude auténtico McCartney o Something genuino George Harrison, aunque hayan pasado a la historia como éxitos de The Beatles.

Antes había aparecido Revolver, que ya dejaba ver lo que estaba por llegar. Grandes composiciones, sonidos inverosímiles, pero un conjunto carente de uniformidad. Revolver surgió de un periodo de exploración que sirvió para espolear a la bestia y empezar a dar salida a todo lo que quedaba por venir. El comienzo no pudo ser mejor.

Pero el Pepper fue distinto. Y su magia no dejó indiferente a nadie. Dos días después de publicarse el disco, Jimmy Hendrix versionaba en directo durante un concierto en Londres el tema que daba título al álbum. Poco después, Joe Cocker cogía el segundo tema del álbum y hacía una versión que compite en fama y calidad con la original. Ya en la década de los 70, Elton John hizo lo mismo con el tercer tema del disco…

Incluso el envoltorio en que se presentó el disco es parte de la historia. La portada es una de las más icónicas de la historia de la música del siglo XX. Qué melómano no ha jugado al quién es quién repasando las decenas de rostros reunidos en esa foto de familia que representa la cultura de una época. Y la contraportada es la primera que recoge las letras de todas las canciones reunidas en el álbum – dicen que por intercesión de un profesor español que hizo ver a John Lennon la utilidad de sus composiciones a la hora de enseñar inglés a sus alumnos – iniciando así una costumbre que nadie hasta entonces había considerado.

Y hasta el nombre es bonito, imponente. Se le llena a uno la boca al pronunciarlo. Lean conmigo: Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band.

Decenas de detalles que hacen de este disco un hito único e irrepetible. Méritos suficientes para que, después de 50 años, a ese pobre sargento le concedan un ascenso extraordinario. Porque el Pepper bien merece ser Capitán General.   

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