Seis horas de avión (ida y vuelta). Dos ciudades. Cinco días, cuatro noches. Cuatro litros de cerveza. Tres museos. Seis cervecerías. Media docena de especialidades culinarias germánicas. Varias decenas de kilómetros a pie. Dos trayectos en tranvía (4 euros). Cuatrocientas sesenta y ocho fotos. Una ópera. Un concierto de música clásica. Una misa (protestante y en alemán, por supuesto). Un libro terminado. Unos kilos de más.
lunes, 16 de septiembre de 2013
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