jueves, 10 de junio de 2010

La verdad en huelga indefinida

La huelga de esta semana ha sido un ejemplo más de lo difícil que es conocer qué pasa más allá de donde nos alcanzan los sentidos. Los organizadores hablan de que la convocatoria ha sido secundada por un 70 por ciento de los empleados públicos. El Gobierno reconoce únicamente cifras algo superiores al 10 por ciento.

El tópico sugiere que el buen lector de prensa debe comparar varias versiones de los hechos para así formarse su propia explicación. Pero cuando unos te dicen que casi nadie ha hecho huelga y otros que casi nadie ha ido a trabajar, ¿cuál puede ser una hipótesis verosímil de lo sucedido? Tan sólo un día después de la jornada de protesta, políticos y sindicalistas han optado por no dar importancia a las cifras. Ni siquiera quieren discutir.

Esto no es nuevo, pero no por ello deja de ser indignante. Supone decirnos a la cara que nunca nos vamos a enterar de otra cosa que no sean los resultados del fútbol o los números de la lotería. Pero a nadie se le ocurre organizar una protesta por eso. La alarma salta cuando se tocan los bolsillos, no las mentes.

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