Llegar a Italia es siempre
como llegar a casa. Dentro de su diversidad cultural, distribuida de una forma
gradual entre el norte y el sur, es fácil encontrar las similitudes con España.
Pero, en mi primera tarde de paseo por aquí, he ido un poco más allá en el
paralelismo y Roma me ha recordado un poco a Sevilla: la gran densidad de
iglesias por metro cuadrado, la cantidad de zapaterías abiertas a hasta altas
horas o mi barrio durante esta semana –el Trastévere– separado por el río del
resto de la ciudad, igual que mi barrio de diario. Todo como en casa.
Para colmo, mientras
atravesaba el puente Sisto de vuelta al apartamento, he escuchado a una chica
con acento sudamericano diciendo “pero en Sevilla el Guadalquivir no corre con
esta fuerza, está parado”. Así que parece que no soy el único que ha visto la
relación.
El idioma también ayuda.
Aunque hay palabras que engañan. Por ejemplo, nuestra casera ha llamado al
apartamento “palazzo”. Si alguien piensa que me voy a alojar en un palacio, le
diré que la cocina de mi casa es grande al lado de esta. Aún así, no deja de
ser un lugar acogedor, en una de esas pintorescas calles llenas de plantas
trepadoras y ropa tendida tan propias de este barrio.
Anécdotas aparte, es un gusto
pasear por aquí. Hace ocho años de mi última visita pero, aún así, en este
primer paseo he encontrado muchos lugares que me siguen resultando familiares. Eso
me recuerda que, del mismo modo que resulta agradable toparse con elementos que
te recuerdan a casa, otros son de lo más desafortunado. Ese ha sido el caso de
la Piazza Navona, que recordaba como un escenario tan, majestuoso, monumental, y que he encontrado plagado de tenderetes y puestos de tiro al
plato, al más puro estilo de una feria de pueblo, que impiden ver con una buena perspectiva sus tres hermosas fuentes. Qué forma de matar el encanto
de un lugar tan bonito.
Es el riesgo de viajar en
estas fechas. A cambio, también hay alumbrados navideños con más gusto que le
dan a ciertos rincones un toque especial, que sólo veremos los privilegiados cientos
de miles de turistas que pasemos por Roma estos días.
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