Hasta en tres ocasiones he pedido a otros tantos compañeros viajeros que paseaban por el Campo de Marte que me hicieran una foto. Un absoluto despropósito. Dos de ellos incluso han disparado un par de veces para que tuviera donde elegir. Todo en vano.
Para demostrar que no soy rencoroso, y aun habiendo visto el estropicio que habían cometido con mi cámara, he devuelto el favor a una de las parejas que he parado. Sólo les he hecho una foto, pero creo que ha sido bastante buena. De hecho, cuando les he devuelto la máquina y han mirado el resultado en la pantalla, parecían bastante sorprendidos y contentos. A ver si cogen ideas para otra vez que les pidan una foto.
Como muestra de lo que digo, os dejo la primera de las fotos de la Torre Eiffel. Le he escogido por ser la más original de todas: ni siquiera se ve la torre entera. La tapo yo.
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